BREVE HISTORIA DE LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA
La Biblioteca de Alejandría es la más famosa biblioteca de la antigüedad, cuyo nombre aún hoy en día es sinónimo de sabiduría secreta o perdida. Y no es para menos. La biblioteca de Alejandría fue la más grande de su época. Ubicada en la ciudad egipcia homónima (fundada y bautizada así por el emperador y conquistador macedonio Alejandro Magno), la biblioteca fue fundada en el siglo III AEC por Ptolomeo I, constituyendo durante años el receptáculo de pergaminos provenientes de todos los rincones del mundo antiguo, llegando a albergar, según se estima, la cantidad de nada más y nada menos que 900.000 manuscritos únicos hasta su destino fatal, después de sobrevivir a múltiples ataques y desastres naturales.
La primera destrucción masiva que sufrió la biblioteca acaeció en el 48 AEC y fue perpetrada por soldados romanos al mando de Julio César. Éste, en medio de una guerra civil por la sucesión al trono egipcio, se posicionó en favor de la reclamación de Cleopatra y, por lo tanto, como enemigo natural del hermano menor de ésta, Ptolomeo XIII, quién también aspiraba al poder y mantenía sus propios seguidores. Fue en una de las batallas entre éstos y romanos que la biblioteca se convirtió en daño colateral de las bombas incendiarias lanzadas por las tropas de César. No se puede calcular la cantidad de volúmenes perdidos en los incendios que subsiguieron, puesto que la información brindada por los eruditos de la época varía demasiado como para siquiera estimar un número aproximado. Algunos hablan de un incendio que poco afectó a la biblioteca, mientras que otros aseguran su destrucción casi total.
La biblioteca continuó funcionando a pesar de ésta y otras desgracias que abatieron a la ciudad posteriormente, a saber: la Guerra de Kitos; la Guerra Bucólica; las rebeliones de Avidio Casio y Pescenio Níger; el brutal saqueo y genocidio comandado por el propio emperador romano Caracalla; las revueltas acaecidas durante la llamada Anarquía Militar; los ataques de los blemmíes; el destrozo realizado por el Emperador Valeriano; la conquista de la ciudad por parte de Zenobia, reina de Palmira, y la subsecuente reconquista por parte de Aureliano; la revuelta del usurpador Domicio Domiciano, durante la cual Diocleciano ordenó quemar millares de libros de alquimia y hermetismo. Todo esto sumado a una plaga de terremotos entre los años 320 y 1303.
A través de todos estos conflictos la biblioteca se halló expuesta a nuevas y continúas pérdidas de su contenido, en una medida en la que ni siquiera las donaciones realizadas por grandes personalidades de distintas épocas fueron capaces de compensar. La fundación de Constantinopla, la nueva capital imperial, junto a la instauración del nuevo régimen cristiano para unir a una Roma agrietada, causó que el resto de manuscritos, en su mayoría considerados profanos, fueran quemados o incautados por la Iglesia. El espíritu de la gran biblioteca perduró algún tiempo más encarnado en la Biblioteca del Serapeo, pero esa es una historia para contar en otro momento.
Esta fue una breve historia de la Biblioteca de Alejandría, cuyo legado le da nombre a este blog. ¿Por qué? Porque en Libros Perdidos de Alejandría nuestra intención es servir de mediador de todo el conocimiento posible para que éste llegue a las personas, con especial énfasis en aquellos tópicos que en la antigüedad fueron considerados ''profanos''.
Desde Libros Perdidos de Alejandría esperamos que disfruten el viaje por nuestra biblioteca digital y el conocimiento aquí almacenado les sea de utilidad!
Bon apetit
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